La propiocepción, es la capacidad del cuerpo para detectar el movimiento y la posición de las articulaciones mediante el sistema propioceptivo.

Este sistema está formado por diferentes tipos de receptores (receptores de presión, vibración, temperatura, dolor, estímulos químicos y luminosos), que se encuentran en los músculos, articulaciones y la piel, encargados de enviar aferencias* al cerebro, para dar información sobre la posición relativa de estas estructuras.

Esta capacidad va deteriorándose con la edad, y también puede verse afectada al sufrir traumatismos, inmovilización prolongada…, ocasionando inestabilidad y alteración de la función (torpeza motriz), que puede favorecer la degeneración de las articulaciones; por ello es importante trabajar la propiocepción después de padecer una lesión.

¿Cuál es el objetivo de los ejercicios propioceptivos?

Nuestro objetivo cuando realizamos ejercicios propioceptivos es estimular los receptores del músculo, la articulación y la piel, para propiciar una descarga aferente máxima hacia el sistema nervioso central.

Los ejercicios consisten en ejercicios de estabilidad, equilibrio y postura de la articulación que esté en disfunción, pasando de planos estables a planos inestables, para progresar en la reeducación hasta el objetivo que necesitemos (desde actividades de la vida diaria, hasta un nivel deportivo máximo). Se pueden hacer desestabilizaciones con estímulos de presión de diferentes intensidades (un compañero que nos mueva con retiradas lentas o rápidas), porque la intensidad del estímulo también influye (unos ejemplos sencillos para que se entienda.

  1. Cuando vas por un sitio lleno de gente y una persona te empuja al pasar, tu cuerpo, intenta contrarrestar el empujón para que no te caigas (siempre que tengas una buena propiocepción). Si todos los días fueras sometido al mismo empujón, llegaría un momento en el que lo podrás esquivar sin necesidad de llegar a sufrir el impacto.  En este ejemplo hablamos de un plano estable, porque el suelo de la calle no se mueve.
  2. Cuando viajas en un tren de pie y este hace una parada, contrarrestas el frenazo con el cuerpo, si tú no posees un buen sistema propioceptivo te caes. En este caso hablamos de un plano inestable, porque el suelo del tren se está moviendo sobre las vías.

La intensidad de dicho estímulo puede variar. En el caso del primer ejemplo, el empujón puede ser suave o fuerte. A un empujón suave es más fácil adaptarse y a uno fuerte es más difícil.

Por estos motivos, os animamos a todos a trabajar la propiocepción.

Aquí podemos ver a diferentes personas trabajando en planos estables.

En estas últimas fotos, podemos ver a diferentes personas trabajando en planos inestables.